
Capítulo III
CREACIÓN
Pluralidad de los mundos
55. Los mundos que circulan en el espacio, ¿están habitados?
“Sí. El hombre de la Tierra está lejos de ser, como cree, el primero en inteligencia, bondad y perfección. Sin embargo, hay hombres que se consideran muy importantes y se imaginan que sólo este pequeño mundo tiene el privilegio de contar con seres racionales. ¡Orgullo y vanidad! Creen que Dios ha creado el universo para ellos solos.”
Aclaración Allan Kardec: Dios ha poblado los mundos con seres vivos, todos los cuales confluyen en el objetivo final de la Providencia. Creer que los seres vivos se encuentran limitados al único punto que nosotros habitamos en el universo sería poner en duda la sabiduría de Dios, que no ha hecho nada inútil. Él debió asignar a esos mundos un objetivo más serio que el de recrear nuestra vista. Nada, por otra parte, ni en la posición, ni en el volumen, ni en la constitución física de la Tierra, puede razonablemente hacer suponer que sólo ella tiene el privilegio de estar habitada, con exclusión de tantos millares de mundos semejantes.
56. Los diferentes mundos, ¿poseen la misma constitución física?
“No. No se parecen en modo alguno.”
57. Dado que la constitución física de los mundos no es la misma en todos ellos, ¿se puede concluir que los seres que habitan en ellos poseen una organización diferente?
“Sin duda, como entre vosotros los peces están hechos para vivir en el agua y las aves en el aire.”
58. Los mundos que están más alejados del Sol, ¿se encuentran privados de luz y calor, dado que el Sol sólo se presenta a ellos con la apariencia de una estrella?
“¿Creéis, pues, que no hay otras fuentes de luz y de calor más que el Sol? ¿No contáis para nada con la electricidad, que en algunos mundos desempeña un papel que no conocéis, y mucho más importante que en la Tierra? Por otra parte, no hemos dicho que todos los seres vean de la misma manera que vosotros y con órganos conformados como los vuestros.”
Aclaración Allan Kardec: Las condiciones de existencia de los seres que habitan en los diferentes mundos deben ser apropiadas al medio donde son llamados a vivir. Si nunca hubiésemos visto peces, no comprenderíamos que algunos seres pueden vivir en el agua. Lo mismo ocurre en los otros mundos, que contienen sin duda elementos que no conocemos.
¿Acaso no vemos en la Tierra las largas noches polares iluminadas por la electricidad de las auroras boreales? ¿Acaso es imposible que en algunos mundos la electricidad sea más abundante que en la Tierra y desempeñe un papel general cuyos efectos no podemos comprender? Esos mundos pueden, pues, contener en sí mismos las fuentes de calor y de luz necesarias para sus habitantes.
LIBRO DE LOS ESPÍRITUS
Allan Kardec
1 octubre, 2020