
¡Paz!
Debéis orar mucho, juntos y a solas, cada uno cara a su consciencia, rogando al Divino Maestro su intervención, para que la Tierra pueda atravesar la fase de lucha espiritual en la que se encuentra, con el mayor provecho para las almas encarnadas.
Suplicad al Señor la gracia de concurrir para el adelantamiento de vuestros compañeros de jornada, presentándoos siempre dignos de la fe que abrazaste y con vuestro ejemplo orientándoos para sus gloriosos destinos.
Orad, pidiendo la gracia que os conducirá sin parcialidades, cristianamente entre vuestros hermanos, siendo indulgentes con sus flaquezas, buscando seguir la justicia y la clemencia divina, a ejemplo del maestro Jesús el salvador, cuya mano bendita distribuyó la caridad y el perdón a todos los necesitados.
Orad, calma y serenamente, convencidos de vuestra imperfección, de vuestra flaqueza y culpabilidad delante de Dios, a cuyo amor resistís tantas veces, testimoniando el orgullo que, infelizmente, aún domina vuestros corazones.
Orad, pidiendo fuerza para frenar vuestros malos pensamientos, que os arrastran tantas veces para el nivel de las conjeturas ofensivas al decoro de vuestros semejantes, ofensivas a la dignidad de su fe, dolorosas para sus sentimientos.
Orad, implorando la gracia que os mantendrá superiores a las influencias deletéreas que manchan la pureza de vuestras almas, rogad que podáis elevar el pensamiento a la altura de la felicidad más allá de la muerte, que os espera, según la promesa de Cristo, felicidad que vuestros espíritus deben esforzarse para conquistarla lo más pronto posible.
Recordaos siempre que necesitáis subid, subid mucho, hasta alcanzar los planos celestes de la alta espiritualidad, lo que no conseguiréis antes de que seáis humildes de corazón, en armonía con la doctrina de Jesús, enseñada por él propio y hoy pregonada por los espíritus de bien, portadores de su palabra.
Orad, mis amigos; ¡orad mucho! ¡Viéndoos unidos, como una sola alma, como un solo pensamiento, se sentirán felices vuestros guías, cuya asistencia os auxiliará, cuyas vibraciones sonarán unísonas con las vuestras, en demanda del seno amigo del Divino Maestro, y por él al Padre!
Orad mis amigos; ¡Orad!
ADELAIDE AUGUSTA CÂMARA (AURA CELESTE)
Orvalho do céu