A una escritora

I

Amiga mía; que una persona ignorante que no conozca siquiera la forma de la O, haga preguntas inoportunas e impertinentes, lo encuentro muy lógico natural, porque al olmo (como dice un refrán) no se le pueden pedir peras, ni a las zarzas espinosas blancas azucenas y delicadas violetas, de igual manera al individuo que anda en dos pies por misericordia divina, hay que tolerarle todas sus sandeces y todas sus torpezas; pero a una mujer como tú, que escribe tan admirablemente, que más de un escritor ha dicho de ti, que eres un Castelar femenino, tú que tanto te entusiasma la historia de Grecia y has escrito tan sabios artículos sobre sabios atenienses, es verdaderamente imperdonable que al leer lo que ha ocurrido en Sans, respecto a Nicasio Unciti y a sus sectarios, me escribas lo siguiente:

“Corren malos vientos para los espiritistas, ¿Qué diablos hacéis? He leído la descripción en El Liberal y El Correo de una sesión en Sanz, que me parece digna de una casa de orates. Te envío adjunta el recorte de ella; ¡ay! Querida Amalia, todas las cabezas se desquician, en fuerza de querer adelantar, el mundo es una grillaría del cual saldremos aturdidos y medio locos, cuando nos toque en suerte emprender ese viaje misterioso a través del infinito que ha de resolver tantos problemas

II

Según vemos en un periódico escrito en Barcelona, el expediente instruido por orden del gobernador civil contra los pretendidos espiritistas de Sans ha correspondido, para la instrucción de las diligencias de oficio, al juez del distrito del Hospital, Sr. Soler y Catalá, sobrino del obispo de dicha diócesis.

“Cuando penetré en el templo- dice- me senté entre los simples creyentes en las últimas filas de sillas.

En seguida ocuparon los asientos el profeta y once discípulos en la testera del salón. El profeta ocupó el primer sitio a la derecha de los demás.

El candelabro de siete brazos hallábase ya encendido, y en las sillas de ambos lados del lugar santo sentábanse los médiums. Entre ellos, en lugar preferente, hallábase la profetisa sonámbula Dolores Fisas y el apóstol del Evangelio.

Nos hallábamos reunidos en número de cincuenta aproximadamente, y cuando se extinguió el ambiente de aquel local raro y curioso, decorado, saturado de efluvios misteriosos, el último eco del rumos producido por las sillas removidas al sentarse, comenzó la ceremonia.

Dio el profeta la señal, y el apóstol del Evangelio comenzó la lectura de la Biblia protestante durante un cuarto de hora.

Leía un capítulo apocalíptico con entonación estudiada monótona. De tiempo en tiempo suspendía su lectura. Entonces el profeta decía:

-Tanqueu´ls ulls per conservar l´espirit mediteu

Y continuaba la lectura

A la acompasada cadencia de aquella lectura, parecían desprenderse de las páginas del libro las espantables y terroríficas creaciones evangelista.

Un cuarto de hora duró la lectura, después de la cual el profeta hizo algunas consideraciones filosóficas.

Se bajaron las luces hasta dejarlas casi apagadas, y el orador pronuncio sus consideraciones con una voz lenta y cavernosa.

Mediteu, repetía a cada momento con vibrante acento con tono imperativo, haciendo destacar claramente esta palabra entre las frases de su discurso.

Hablaba de penas horribles para los malvados y réprobos. De peregrinaciones interminables por las inmensidades de los espacios del universo, entre horrores tormentos.

El silencio se hacía por momentos más solemne y absoluto; y sus últimas palabras, pronunciadas muy lentamente y en voz queda, más con solemne acento, tenían frialdad glacial.

Los médiums y la profetisa dormían.

El profeta dijo:

-Rosarem deu presents perque se salvin los lladres

Entonces presencie un espectáculo grotesco y doloroso, en el que confundían lo cómico lo trágico.

Todos los dormidos iban rezando a media voz y con los ojos cerrados el padre nuestro muy despacio, haciendo destacar las palabras, una a una, resbalando sobre cada sílaba, fanatizados, sojuzgados, concentrados en sí mismos.

La profetisa y los médiums dormidos, de verás o de mentirijilla, se resolvían inquietos en sus asientos, y de tiempo en tiempo se agitaban más fuertemente, al parecer poseídos de algo como ataques de epilepsia, balbuceando frases incoherentes.

Después de rezados algunos Padres Nuestros, el profeta y los apóstoles fueron abriendo la espita de agua del respectivo lebrillo y comenzó lo que ellos llaman Ceremonia de la Magia Negra.

A la tenue y vacilante luz de los casi mecheros del candelabro de siete brazos, cuyas inscripciones se velaban y confundían, las doce personas sentadas ante el Arca de la Alianza se levantaron. E inclinándose hacia los receptáculos que tenían delante, arremangados los brazos y con ardor y entusiasmo dignos de mejor causa, sumergieron las dos manos en el agua, levantaban éstas y la volvían a dejar caer. Aquello era el Lavatorio de los espíritus evocados.

Los médiums y la profetisa se movían en tanto furiosamente. Agitaban la cabeza a ambos lados, dejando oír un silbido en tanto estridente, entrecortado por relaciones de visiones extrañas.

-Veig apareixer-decía uno- la justicia sobre la terra.

-Lo regne de la virtud s´acosta.

– Ara arriban Mesmer y Proudhon- murmuraba otro

Y en tanto los adeptos, sobrecogidos y cerrados los ojos, escuchaban en silencio.

De repente resonó, más fuerte e imperiosa que todas, la voz de la profetisa, y los demás médiums enmudecieron como por ensalmo.

Dijo que el mundo estaba perdido, y que solo podía redimirlo la construcción de un palacio de oro, grande, para que pudiera cobijarse en él toda la humanidad.

Era necesario construirlo, y estaban predestinados para realizar la colosal obra de redención los evangelistas espiritistas. Era necesario, pues, recoger mucho dinero, montones de oro. Era forzoso que todos aportaran su óbolo. La salvación eterna era antes que la vida terrena. ¿Qué importa morirse de hambre aquí abajo, si se conquistaba la salvación en lo infinito?

Después de haber repetido diez veces en la penumbra la pantonimia y los discursos, se dieron los diez presents por rezados, hízose al objeto indicado por la Dolores una suscripción, a la que tal vez contribuyó alguno entregando el dinero que había de servirle para comer al día siguiente, y quedó cerrada la sesión”

III

La descripción de una sesión en el templo de Nicasio, es la mejor prueba que puede presentarse, para dejar demostrado hasta la saciedad, que nada tiene que ver el Espiritismo racional con los embaucadores y los embaucados uncitistas, dínoslos primeros por sus malas artes de ir a la Siberia a sufrir el castigo de su culpa, siendo acreedores los segundos a la más profunda compasión por su ignorancia y su credulidad. Pobres seres que tienen ojos y no ven, que tienen oídos no oyen, que no están tullidos y sin embargo, el mendigo baldado que recorre las calles a cuatro pies, o en un mal carrillo, adelanta mucho más que esos desventurados uncitistas que se han cruzado de brazos y se han estacionado en la más completa obscuridad.

¡El Espiritismo!…. que tuvo tan buenos comienzos en España!…. alboreó en Cádiz, se arraigó en la heroica Zaragoza, donde el general Bassols no se desdeñó de presidir el Centro Espiritista donde obtuvo el médium escribiente Daniel Suarez, el admirable libro de Marietta el poema del Espiritismo, escrito en prosa pero ¡Qué prosa!… en ella todo es poesía.

¿Y dónde me dejas la sociedad de Madrid? ¿La espiritista española? Donde se reunieron ingenieros, abogados médicos de nombradía, generales, empleados, diputados, títulos de Castilla, hombres distinguidos los unos por su saber profundo, los otros por su alta posición social, todos con ansia de ver la luz, ¡Qué grupo tan admirable formaron aquellos hombres!… La Sociedad Espiritista Española durante muchos años reunió en su salones representantes de todas las clases sociales, y eran muchísimas las personas ilustradas que escuchaban con deleite las polémicas que sostenían los espiritistas con los materialistas y los católicos romanos, quedando siempre vencedores los oradores espiritistas ¿Cómo no? Si estaba allí el médico García López que con sus palabra arrebatadora y con su mirada magnética, entusiasmaba y convencía a los más indiferentes, allí estaba también el inolvidable abogado Manuel Corchado, que destruía y reducía a polvo todos los argumentos de los clericales, y de los materialistas, donde el ingeniero José Rebolledo daba sus científicas conferencias, donde el vizconde Torres Solanot escribía sus preliminares sobre el espiritismo,

Y preparaba sus “catolismos” antes del Cristo donde más tarde el catedrático de metafísica Manuel San Benito, dijo: ¡Soy Espiritista! Allí donde se celebraban sesiones medianimicas en plena luz, donde los médiums escribientes contestaban de un modo admirable a preguntas que desconocían por completo, y dejando la espiritista española con sus grandes hombres detengámonos un momento en Alicante, donde Manuel Ausó, médico meopata de gran renombre presidió el centro espirita durante muchos años, obteniéndose comunicaciones que no se sabían que admirar más en ellas si la forma o el fondo, donde Juan Pérez médium escribiente puramente mecánico escribía tratados de moral universal hablando y riendo con sus amigos mientras su mano sosteniendo un lápiz volaba sobre el papel con la velocidad del deseo.

Pasemos de Alicante a Lérida, dónde el director de la escuela normal Domingo de Miguel y el profesor José Amigó y Pellicer dirigieron un centro espiritista donde se obtuvo el gran libro de “Roma y el evangelio”

Y más tarde “Nicodemo” y en Barcelona donde José María Fernández tanta luz difundió con la traducción de las obras fundamentales del espiritismo, dedicándose en sus sesiones al estudio del magnetismo obteniendo comprobaciones admirables puesto en relación con el grupo Marietta de Madrid, formándose más tarde el centro barcelonés de estudios psicológicos que celebro el primer congreso espiritista en España, y saliendo de Barcelona detengámonos en Tarrasa donde Miguel Vives inauguró las grandes veladas espiritistas en el teatro haciendo como san pablo, hablando de la verdad a toda la gente en gracia el centro la Buena Nueva también hizo su campaña en pro del progreso, pues por inspiración y consejo de los espíritus, escribí mi refutación al libro del célebre Manterola. “El satanismo” impugné las conferencias científicas del padre Lanas y los sermones contra el Espiritismo del Padre Fita (de la Compañía de Jesús) y del escolapio Sallares. El espiritismo racional que es ciencia, que es progreso, que es todo lo contrario de lo que practicaba Nicasio, en su caverna, en su antro, en aquel lugar donde la codicia explotaba, y la ignorancia se rendía parece increíble que una mujer como tú confunda la luz con la sombra la verdad con la mentira, la abnegación con el delito. Tú que tanto querías a Fernández, que has asistido a sus sesiones espiritistas, tú que durante algún tiempo tuviste en tu casa la redacción y administración de “La Revista de estudios psicológicos” sabes mejor que nadie lo que es el espiritismo racional, lo que es el espiritismo científico que nada tiene que ver, absolutamente nada con el desgraciado Nicassio y sus secuaces.

No corren malos vientos para los espiritistas, no; los malos vientos son para los impostores, para los falsarios, los hipócritas porque no hay duda, que no hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague.

Dícese en la tuya ¿Qué hacéis? ¿Qué hacemos? Los espiritistas racionalistas hacemos lo de siempre, trabajamos propagando la verdad, celebrando sesiones en plena luz, sin formalismos, sin misticismos, sin explotación de ninguna especie. Se sostienen en Barcelona a costa de grandes sacrificios “La revista de estudios psicológicos” y la Luz del Porvenir, la primera es el pan de los sabios, la segunda es el alma que calma la sed de los pobres, de los humildes, de los afligidos como ves, no hay la menor relación entre los Nicassistas de Sans y los espiritistas racionalistas, estamos tan lejos los unos de los otros como lo está el absurdo de la verdad, como lo está la ciencia de la ignorancia, como lo está la razón del idiotismo. Hay entre ellos y nosotros una distancia tan inmensa que solo Dios podrá medirla, en el cálculo humano no hay medida para saber las dimensiones del infinito.

Adiós amiga mía; el mundo no es una grillera del cual saldremos aturdidos y medio locos, este mundo, es uno de los innumerables laboratorios donde las humanidades trabajan en su perfeccionamiento, donde se dan la vida por la vida, donde la verdad se abre paso luchando con los errores religiosos, con los egoísmos de los ambiciosos, con las vanidades de la raza, con los poderes divinos que son los más difíciles de dominar y vencer. Esto es la Tierra, un campo de batalla donde se adquiere la victoria llegando a la santidad racional por el camino del martirio, penetrando triunfante en el templo de la ciencia cuando se ha preguntado al infusorio y al mundo más lejano, porque vive, porque se agita quien le da vida, que fuerza le sostiene… .

Esto irán preguntando los espiritistas racionalistas y estudiando en cuanto existe llamando a cuanto se agita, llegaremos los espiritistas a ser sabios y a ser buenos

-Adiós amiga mía

La Luz del Porvenir”

Amalia Domingo Soler