Dedica una de las siete noches de la semana al Culto Evangélico en el Hogar, a fin de que Jesús pueda pernoctar en tu casa.

Prepara la mesa, coloca agua pura, abre el Evangelio, y esparce el mensaje de la fe, reúne la familia y ora.

Jesús vendrá en visita.

Cuando el Hogar se convierte en santuario, el crimen se retira al museo.

Cuando la familia ora, Jesús se detiene en casa.

Cuando los corazones se unen por los lazos de la Fe, el equilibrio ofrece bendiciones de consuelo y la salud derrama vino de paz para todos.

Jesús en el hogar es vida para el hogar.

No aguardes que el mundo te lleve la certeza del invariable bien. Esparce desde tu casa cristiana, la luz del Evangelio para el mundo atormentado.

Cuando una familia ora en casa, reunida en las blandicias del Evangelio, toda la calle recibe el beneficio de la comunión con lo Alto.

Si alguien, en un edificio de viviendas, Alza a los Cielos la oración de la comunicación en la familia, todo el edificio se beneficia, cuál lámpara ignorada, encendida en la ventisca.

No te apartes de la línea direccional del Evangelio entre tus familiares. Continúa orando fiel, estudiando con tus hijos y con aquellos a quienes amas las directrices del Maestro y, siempre que sea posible, debate los problemas que te afligen a la luz clara del mensaje de la Buena Nueva, y examina las dificultades que te perturban ante la inspiración consoladora del Cristo.

No salgas a la calle esa noche, sino para atender a los inevitables deberes que no puedas posponer. Demórate en el Hogar para que el Divino Huésped ahí también se pueda demorar.

Y cuando las luces se apaguen a la hora del descanso, ora una vez más comulgando con Él, como Él procura hacer, a fin de que, unido a ti, puedas en casa, una vez por semana en siete noches, tener a Jesús contigo.

Joanna de Angelis

Médium: Divaldo Pereira Franco

Del libro: “Mies de Amor”