
La religión de Cristo es dulce cual ninguna; destello de esperanza refleja inmenso amor: y el que es de regia estirpe y el que es de humilde cuna, encuentran en su historia un faro salvador. Historia sacrosanta que dio la paz al mundo, que dio iguales derechos al hombre y la mujer, y que al mortal le ha dado consuelo sin segundo pues borra de la muerte la nada del no ser. ¡La nada!… Pensamiento que deja en la memoria helado desencanto y amarga decepción, ¡la nada de la vida! Y más allá la escoria que arroja la materia… ¡¡¡Qué triste conclusión!!! Ese algo misterioso que anima nuestra mente que alienta nuestra vida haciéndonos sentir, que en humo se deshace, se pierde en el ambiente y en hueca sepultura se mira el porvenir. No hay nada tan horrible. ¡Qué dallo hace esta idea! inexplicable frío conmueve el corazón. ¡Oh! Religión cristiana: ¡bendita siempre sea tu mágica esperanza de eterna salvación! Los hombres en su orgullo y en su arrogancia osaron mudar de tu doctrina su forma celestial, y para pena eterna castigos inventaron que mira con espanto el infeliz mortal. Quizá por ignorancia, (tal vez por egoísmo) tus máximas benditas quisieron combatir, y crearon del averno el insondable abismo donde las almas tienen por siempre que sufrir. Y al lienzo trasladaron tan torpe pensamiento y más de un grande artista trazó con su pincel de inextinguible fuego el infernal tormento, donde muriendo vive el pecador infiel. Al Dios de la justicia, al Dios de la esperanza, al que dictó las leyes de paz y caridad, le dieron saña fiera, le dieron la venganza cuando en su amor inmenso salvó a la humanidad. ¿Por qué así destruyeron las leyes celestiales?… ¿Por qué los anatemas?… ¿Por qué la excomunión? ¿Por qué fueron creados aquellos tribunales? ¿Por qué atormentó al hombro la santa inquisición?… Error abominable de iluso oscurantismo por el que vivió esclava la pobre humanidad, ¡atrás, negros horrores y sórdido egoísmo atrás vuestra codicia, atrás vuestra impiedad. Ya es tiempo que las frases del ser Omnipotente el hombre las descifre con clara lucidez; Él dijo a los mortales: «amaros mutuamente y en mi tendréis un padre de vuestro hechos juez.» «Os pido el sentimiento de fraternal ternura; que no escachéis en vano la queja del dolor, vosotros sois mi imagen, vosotros sois mi hechura, interpretad fielmente mi inextinguible amor.» «Sembrando en vuestros campos semilla de justicia recogeréis cosecha de paz y libertad; que espléndida largueza confunda a la avaricia, que humille al egoísmo la santa caridad.» «EI faro de la vida os dejo en la conciencia: es lámpara escondida que alumbra la razón, palmera que os da sombra durante la existencia y que después alcanza la eterna salvación.» ¡Oh! Ser omnipotente: ¡qué mal han comprendido tu gran sabiduría, la esencia de tu ser! la savia de la vida los mundos te han debido: el alfa y el omega se encierra en tu poder. Antecesor, no tienes; predecesor, tampoco, tus leyes son eternas y eterna tu piedad, y aunque ha querido el hombre en su delirio loco trazar líneas que marquen lo que es la eternidad, un límite a su tiempo, un peso a tu balanza… asombra tanto absurdo y tanta estupidez. En un ser infinito no puede haber mudanza: en un Dios infinito no cabe pequeñez. La sombra del pasado se pierde en el vacío, la imagen del presente va en pos de la verdad; la ciencia solo anhela llegar a ti ¡Dios mío! ¡avanza en tu camino: avanza humanidad!
Amalia Domingo Soler
Ramos de Violetas 1876
30 junio, 2022