Un lecho de flores

Vuelvo a deciros lo que os dije antes, preciso es el progreso la buena nueva; que han llegado los críticos instantes de una terrible y espantosa prueba.
Los odios con los odios se combaten, la venganza se agita enloquecida; los corazones angustiados laten y más de un pobre loco es fratricida.
Los de arriba, castigan iracundos, los de abajo, preparan emboscadas; catástrofes se esperan por segundos y el miedo reina en todas las moradas.
¿Qué nos va a suceder?

¿Quién de la nave manejará el timón, y en rumbo cierto en situación tan crítica y tan grave nos podrá señalar seguro puerto?
¿Qué religión nos trazará el camino? ¿Qué escuela nos dará mejor sendero? ¿Qué ideal nos hará ver nuestro destino? Yo en el Espiritismo solo espero.
No hay religión de la razón impere, solo, el racionalismo, no consuela; porque el materialista, cree que muere con el hombre, su afán y cuanto anhela.
Los cielos que nos dan las religiones son por los pensadores rechazados; de la ciencia, sin Dios, las negaciones ningún consuelo dan a los cuitados.
Pero el convencimiento de otra vida, la actividad sin tregua, el adelanto, el trabajo y el tiempo sin medida: saber que tiene un término el quebranto.
Que no hay desheredados, ni elegidos, que no hay genios del mal por siempre impuros, ni débiles esclavos sometidos a obedecer mandatos y conjuros.
Qué no hay más que una raza perfectible, la raza humana siempre progresando: hoy más buena que ayer y más sensible y mañana en las ciencias avanzando.
Que no hay mundo feliz, que no hay morada que no se pueda conquistar un día; porque la humanidad perfeccionada será su ley la ciencia y la armonía.
Esperando vivir eternamente y sabiendo que nadie nos ultraja, que nuestro ayer, es base del presente, y que según del modo que trabaja.
El espíritu, alcanza de la gloria el lauro apetecido, o se encalla; que él sólo escribe el libro de su historia, que él sólo lucha en perenal batalla.
Que él sólo puede conquistar un cielo si practica gozoso las virtudes, o vivir en terrible desconsuelo si da a beber la hiel de ingratitudes.
Por obtusa que sea una inteligencia con el Espiritismo se engrandece; que habla el Espiritismo a la conciencia y a cada cual le da lo que merece.
La voz de los espíritus resuena en todo corazón atribulado; en su enseñanza racional y buena, porque cuenta la historia del pasado.
Vuelvo a deciros lo que os dije antes, preciso es propagar la buena nueva; que han llegado los críticos instantes de una terrible y espantosa prueba.
Cumplamos como es justo, trabajemos en difundir la luz y del abismo a los que están dementes separemos, haciendo siempre el bien, por el bien mismo.
Con palabras, con hechos, no dejando ni un segundo tan notable propaganda; la verdad de la vida demostrando que la eterna justicia nos lo manda.
¡Escuchadme! ¡Atendedme!… ¡Oíd mis ruegos!… ¡Hay tanto desdichados que maldicen!…. ¡Hay tantos infelices que están ciegos… y que hablan, sin saber lo que se dicen!…
¡Podemos realizar tan buenas obras!… ¡Adelante falange espiritista! La humanidad naufraga entre zozobras: que sea su redención nuestra conquista!
La velada celebrada en el Centro Barcelonés fue una verdadera protesta contra la pena de muerte. Sigan los espiritistas por tan buen camino, que nadie mejor que nosotros sabe lo ineficaz y lo perjudicial que es hacer morir violentamente a un desgraciado ¿Cuántos que gimen en los manicomios son infelices obsesados por espíritus que dejaron su organismo en el patíbulo ¡ Que la luz del Espiritismo irradie sobre el haz de la Tierra para que en lugar donde se alzan hoy los cadalsos, se levanten observatorios astronómicos y desde ellos miren el infinito los que hoy se condenan a muerte.

Amalia Domingo Soler 1894