Estamos viviendo en una fase de la vida desarticulando los sentimientos que conducen a estados de exaltación de los afectos y pasiones desesperantes.

Se está perdiendo la armonía íntima, conduciéndonos al túnel oscuro de las dudas y de la desesperación.

Las emociones se desequilibran inconscientemente haciéndonos daño y dañando a los demás.

Estamos viviendo sólo para un momento de la vida, como si no hubiera más días, pensamos en nosotros o en nuestra familia para satisfacer un instante de bienestar, un instante de alegría, un instante de placer, un instante de armonía, pero al paso del día se desvanece. Vuelve a encontrarse un vacío.

¿Por qué pasa esto? Porque solamente miramos nuestro interés personal o familiar.

Olvidamos que hay más seres que nos rodean, aunque no sean familiares.

Gracias a muchas de esas personas, podemos vivir con todas las necesidades y comodidades, otras atendidas por las enfermedades, otras acompañadas por la soledad y otras tantas investigando para que la humanidad siga adelante. Estos seres no son familia o familiares nuestros, pero se ofrecen en el bien de la humanidad.

Todos somos responsables por la felicidad ajena, no miremos solamente a nuestro entorno reducido por la familia.

Respetemos los valores humanos. Los valores de la vida, porque ellos tienen los mismos derechos que nosotros, las mismas oportunidad y bienestar que nosotros.

Muchos reprimen las emociones positivas porque creen que es debilidad, otros no quieren sentir el sufrimiento y el dolor que ven, sin embargo estas emoción es una causa natural de sentimientos que sin esa sensación la sociedad aún estaría embrutecida y carente de solidaridad.

No seamos indiferentes al dolor ajeno porque hoy estamos sanos y nos valemos por nosotros mismos.

Razonemos y analicemos, que el tiempo pasa y los años también. Puede pasar, que alguna vez, que seamos nosotros que necesitemos de los demás y entonces reclamemos su ayuda y atención.

No seamos egoístas, ciegos y actuemos solo en nuestro círculo pequeño que nos interesa, reprimiendo la emoción de aquellos que sufren.

En estos momentos difíciles es necesario que oigamos palabras de consuelo, esperanza y ánimo. Necesitamos una sonrisa, una palabra gentil, dar las gracias.

No olvidemos de participar, sentir y escuchar a todos.

Pensar no es solamente lo que deseamos, pensar es razonar y actuar con lógica, todos nos necesitamos para vivir en sociedad.

Tenemos Hambre de Amor y Compresión.

Hay ausencia de sentimientos generadores de justicia sociales, morales y económicos.

La solidaridad y el respeto no son solamente para los seres del tercer mundo, países en guerra, refugiados. También es necesario en los países que nos llamamos civilizados, porque estos sentimientos se han olvidado en la sociedad consumista y egocéntrica.

Sino empezamos en despertar y pensar como personas civilizadas, el ser humano volverá a caer en los mismos errores que cometieron pasados siglos.

Esto demuestra que no es suficiente la inteligencia y la cultura para vivir, es necesario que la acompañen los valores morales para que seamos verdaderas personas civilizadas y países civilizados, con verdadero desarrollo de la  razón y la lógica por Amor a la Humanidad.

 

La redacción

Momento de reflexión