Capítulo IV
PRINCIPIO VITAL
Seres orgánicos e inorgánicos • La vida y la muerte • Inteligencia e instinto. Seres orgánicos e inorgánicos
La vida y la muerte
68.¿Cuál es la causa de la muerte en los seres orgánicos?
“El agotamiento de los órganos.”
[68a] – ¿Se podría comparar a la muerte con la cesación del movimiento en una máquina descompuesta?
“Sí. Cuando la máquina está mal armada, el mecanismo se rompe; cuando el cuerpo está enfermo, la vida se retira de él.”
69.¿Por qué una lesión del corazón, más que la de algún otro órgano, causa la muerte?
“El corazón es una máquina de vida. Sin embargo, no es el
único órgano cuya lesión ocasiona la muerte. Es nada más
que una de las piezas esenciales.”
70.¿En qué se convierten la materia y el principio vital de los seres orgánicos cuando estos mueren?
“La materia inerte se descompone y forma nuevos seres; el
principio vital vuelve a la masa.”
Aclaración Allan Kardec: Muerto el ser orgánico, los elementos que lo conforman sufren nuevas combinaciones que forman nuevos seres. Estos extraen de la fuente universal el principio de la vida y de la actividad, lo absorben y lo asimilan para devolverlo a esa fuente cuando dejan de existir.
Los órganos están, por decirlo así, impregnados de fluido vital. Ese fluido confiere a todas las partes del organismo una actividad que opera en ellas el restablecimiento en caso de que tengan ciertas lesiones, y restablece funciones momentáneamente suspendidas. No obstante, cuando los elementos esenciales para el funcionamiento de los órganos están destruidos o profundamente alterados, el fluido vital es impotente para transmitirles el movimiento de la vida, y entonces el ser muere.
Los órganos reaccionan necesariamente, en mayor o menor medida, unos sobre otros. De la armonía del conjunto resulta su acción recíproca. Cuando una causa cualquiera destruye esa armonía, sus funciones se detienen, como el movimiento de un mecanismo cuyas piezas esenciales están descompuestas. Como un reloj que se gasta con el tiempo o se desarma por accidente, y cuya fuerza motriz es impotente para hacerlo funcionar.
Encontramos una imagen más exacta de la vida y la muerte en un aparato eléctrico. Como todos los cuerpos de la naturaleza, ese aparato contiene electricidad en estado latente. Los fenómenos eléctricos sólo se manifiestan cuando el fluido es puesto en actividad por una causa especial: entonces se podría decir que el aparato está vivo.
Cuando la causa de la actividad cesa, cesa el fenómeno: el aparato vuelve al estado de inercia. Los cuerpos orgánicos serían, así, una especie de pilas o aparatos eléctricos en los cuales la actividad del fluido produce el fenómeno de la vida. La cesación de esa actividad produce la muerte.
La cantidad de fluido vital no es la misma en todos los seres orgánicos: varía según las especies y no es constante, ya sea en el mismo individuo o en los individuos de la misma especie. Algunos están, por decirlo así, saturados de dicho fluido, mientras que otros tienen apenas la cantidad suficiente. A eso se debe que algunos tengan una vida más activa y tenaz y, en cierto modo, superabundante.
La cantidad de fluido vital se agota. Puede volverse insuficiente para mantener la vida si no se lo renueva mediante la absorción y la asimilación de las sustancias que lo contienen.
El fluido vital se transmite de un individuo a otro. El que tiene más puede dárselo al que tiene menos y, en determinados casos, recuperar la vida a punto de extinguirse.