Soneto caudato
“¡Llegó el juicio final con sus horrores!”,
proclaman ciertas gentes agoreras
porque surgió, de buenas a primeras,
un mal que desbordó nuestros temores.
Sonaron en el mundo los clamores
de un virus que no entiende de fronteras;
no hablamos de milongas ni quimeras,
sino de realidades, las peores.
El virus al que llaman de corona
impuso su reinado de dolores
tan fuerte, tan letal, que no perdona
ni a jóvenes, ni a niños ni a mayores.
¿Será el apocalipsis anunciado
por todos los profetas del pasado?
No creo que lo sea en absoluto:
Seremos bendecidos por el Hado
después de un breve luto.
(Guardamar, tarde del 24 de marzo de 2020)
Jesús Fernández Escrich
26 marzo, 2020